23 agosto 2007

Columpios en Grazalema y Benamahoma


Las mujeres más jóvenes que recuerdan los columpios en Grazalema y Benamahoma tienen más de setenta años. Fue en los años cuarenta, por tanto, cuando salieron por última vez a mocearse al vaivén de la fiesta, en la que al galanteo -si caía por San Juan- se le llamó también sanjuanearse.

Los columpios se comenzaban a echar por la Cruz de Mayo y se prolongaban durante el verano, sobre todo en San Juan y San Pedro. En el campo, los hombres ataban la soga a un nogal o a un quejigo, que en Benamahoma tenía la rama tan alta que quien se columpiaba atravesaba el río. En el pueblo las sogas se ataban, entre las calles estrechas, de balcón a balcón.

El columpio fue un espacio de socialización -que diría la moderna etnografía-, pero fue sobre todo el espacio poético en el que declamar lo que el día a día mantenía en silencio. Una mujer, así, podía cantar desde el columpio al ver acercarse al hombre deseado:

Si se partiera la soga
adónde iría a parar:
a los brazos de mi amante
y un poquito más allá.

Y la enfadada o celosa, cantarle:

Míralo por dónde viene
el que ayer me despreció,
las vueltas que dará el mundo
que ahora lo desprecio yo.

Cuando paso por tu puerta
cojo pan y voy comiendo
pa que tu madre no diga
que con verte me mantengo.

Las mujeres más aedadas de Grazalema y Benamahoma cantan aún con melismas y desparpajo las coplas de columpio en las que se mocearon. Gracias por su voz y su memoria a:

ISABEL CABALLERO, CATALINA DIÁNEZ, ISABEL DIÁNEZ,
MARÍA BOCANEGRA, LUCINDA PÉREZ, PEPA MORATO,
ANTONIA SÁNCHEZ, ISABEL VALLE, ATANASIA RUIZ,
JOSEFA GONZÁLEZ, PAQUITA ALIAÑO, MARÍA CALVILLO,
FRANCISCA SÁNCHEZ, JUANA RAMOS, ISABEL RODRÍGUEZ,
ANTONIA JARILLO, JUANA MANGANA, LOLA RAMÍREZ,
PEPA SÁNCHEZ, TERESA CALVILLO, JUANA RUIZ,
ISABEL CALVILLO, ANA NÚÑEZ Y FERMINA ROMÁN