21 marzo 2011

Cuentos gitanos

Cuentos populares de los gitanos españoles
(edición de Javier Asensio García)
Siruela / Las tres edades / Biblioteca de Cuentos Populares
2011

Los gitanos españoles guardan en su memoria viejos cuentos olvidados desde hace tiempo.
Destacan, sobre todo, los relatos épicos que nos hablan de héroes medievales como Bernardo del Carpio, Carlomagno, Roldán, Oliveros y Los Doce Pares de Francia, y es que el regusto por la épica –en la que se confunden personajes históricos y legendarios con las valentías de míticos gitanos de otros tiempos– es una de las particularidades de esta cultura. También destacan una larga relación de cuentos maravillosos donde se impone el reino de la fantasía y muchas leyendas –tenidas como ciertas por los gitanos– de almas en pena, aparecidos y encantamientos.
Cuentos que se han ido desgranando en las noches de invierno, en la soledad más absoluta de las acampadas a la intemperie, al amor de una lumbre que calentaba sus cuerpos pero que resultaba insuficiente para templar los miedos y temores de la larga noche gitana.



17 marzo 2011

La memoria de Oriente


Susana Weich-Shahak
Romancero Sefardí de Oriente. Antología de tradición oral
libro + CD
Autoridad Nasionala del ladino i su kultura
Editorial Alpuerto http://editorialalpuerto.es/

RESEÑA DE MANUEL NARANJO LORETO CEDIDA PARA ASONANTE

Con la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos se escribió una de las páginas más luctuosas de nuestra historia; con este éxodo se daba carpetazo a más de quince siglos de permanencia en tierras de Sefarad. Con ellos marcharon su lengua, sus costumbres y sobre todo una memoria que les ha acompañado por más de quinientos años. Los sefardíes son el recuerdo vivo de la España del XV, una prueba fehaciente de esas presencias arcaicas se halla en su lengua, el ladino, y en un generoso repertorio de coplas, dichos y romances compuestos desde entonces hasta nuestros días. No es por tanto un repertorio estático, sino mas bien dinámico, por cuanto han ido incorporando distintos elementos lírico-musicales que han ido configurando un catálogo peculiar en base al lugar de asentamiento después de destierro. El edicto de expulsión les obligó a refugiarse en distintos lugares supuestamente seguros, de esta manera pasaron a Portugal, Países Bajos e Italia, recalando al final en el Imperio Otomano, otra oleada optó por afincarse en el Norte de África e incluso hubo quienes pusieron agua de por medio y se fueron a las recién descubiertas tierras de América.

La antología sonora de tradición oral que hoy presentamos pertenece al enclave oriental, esto es Turquía, Grecia, Bulgaria, Bosnia etc., ya que a finales del siglo XV el gobierno del sultán Bayazit II abrió las puertas a los judíos procedentes de España, desplazando paulatinamente a la otra población de judíos bizantinos, los romaniotes. El imperio otomano supo rentabilizar la excelente “mano de obra” que se asentaba por sus fueros: médicos, hombres de letras, artesanos, impresores, un aluvión demográfico que se integró en sus propias comunidades, desde Constantinopla a Alejandría, desde los Balcanes a Jerusalén, manteniendo su organización comunitaria y sus autoridades rabínicas bajo distintas denominaciones en función de su procedencia y de esta manera denominaban así a sus sinagogas : Kahl de Aragón, de Toledo, de Córdoba, el de los italianos o el de Portugal , es decir, de aquellos expulsados que vinieron vía Italia o a través de Portugal.

Cuando la doctora Susana Weich-Shahak nos hace entrega de una nueva producción discográfica o, como en este caso disco-bibliográfica, nos congratulamos por cuanto su labor, callada y paciente, se ve colmada de satisfacciones con la localización de excelentes textos y melodías, hoy por desgracia en franca regresión, ya que muchos de ellos a punto de extinguirse en la frágil memoria de quienes atesoraron con tanto ahínco un repertorio de indudable valor para la cultura judeoespañola. Hoy esas colectividades se van diluyendo lentamente y los hijos de los sefardíes no prestan tanto valor a una lengua endogámica que prácticamente carece de utilidad para ellos sí no es el ámbito familiar, aunque poco a poco van surgiendo instituciones, webs, asociaciones que estimulan la utilización de la lengua sefardí y el conocimiento de sus cultura , es por ello que la recuperación de este repertorio no es sólo una necesidad, sino una obligación de todos, judíos y no judíos españoles, a fin de cuenta es un retal de nuestra historia común, la historia de todos que habitamos ésta “piel de toro”.

Dice sabiamente Samuel G. Armistead que “para la explicación de una lectura difícil, enigmática, en un texto, digamos de los Balcanes o de Turquía – o de donde sea - puede darnos la solución cualquier otra versión, originaria, por ejemplo, de Castilla o de Cataluña o del Brasil – o de donde sea –“, es por ello que las recopilaciones llevadas a cabo por la etnomusicóloga israelí se caracterizan por sus sistematización, analizando con sabia erudición los distintos aspectos y estructuras que soportan el complejo “edificio” del romancero y las tradiciones orales, especialmente los que tratan sobre melodía, ritmo, armonía, estructura formal, interpretación y variabilidad así como ocasionalidad y funcionalidad en la vida de los portadores de esta poesía anónima.

Del amplio repertorio que en este libro se hace gavilla destaca por número el interpretado por mujeres ya que como portadoras veían en el romancero sus cuitas, cuyos valores, conflictos, situaciones y preocupaciones servían como elementos que legitimaban su identidad. En cuanto al problemático origen de las melodías de estos textos orientales es cuando menos arriesgado y poco conclusivo ya que algunas piezas se articulan sobres melodías de claro origen europeo, bien en escala mayor o menor, otras adoptan recursos de geografías excluyentes, como es el caso de las melodías griegas o la gran influencia que ejerce el sistema melódico turco (makamlar). Como es costumbre el libro se acompaña de un cedé con 24 cortes, los cuales se hallan también pautados para los interesados en musicología.

Manuel Naranjo Loreto

03 marzo 2011

Folklore de Almería




La Tradición Musical en España Vol. 44
Tecnosaga WKPD-2111
RESEÑA DE MANUEL NARANJO LORETO CEDIDA PARA ASONANTE

Almería o Cádiz, según se mire, son la prueba evidente de la ausencia de transversalidad en muchos contextos. Culturalmente ambas unidades geográficas han desarrollado modelos privativos de territorios donde la orografía y la distancia ha jugado un importante papel en el carácter, en los modos y en los usos de quienes las pueblan, baste ver las comarcas del norte almeriense, que comparten con el sur de las tierras murcianas tantos elementos comunes que las fronteras administrativas son más un freno que otra cosa. Hoy las vías de comunicación han hecho más accesible la relación entre “ambos lados” de Andalucía pero hasta hace bien poco resultaba poco menos que una odisea ir desde un lado al otro.
La singularidad del trabajo de la serie “La Tradición Musical en España “que hoy presentamos radica en que son grabaciones de campo con un repertorio de tradición oral e intérpretes no profesionales. Este registro que hace el número cuarenta y cuatro del catálogo se dedica por entero a Almería estructurándose en cuatro partes : “El Calendario”, “Las Edades”, “Las Faenas” y “El Baile”, de esta manera conocemos cómo se articula la vida de los almerienses a través de sus músicas y los textos sobre los que se soportan.
En “El Calendario “se atiende al ciclo religioso cuyo paralelismo con el de las diócesis de Murcia y Guadix es evidente, de éste interesante período se destacan la Misa de gozo de Santa María, eran nueve misas que simbolizaban los nueve meses del preñado de María, siendo la última la Misa del Gallo. Las cuadrillas de Mojácar al salir de la misa del día de Santa Lucía salían por las cortijadas pidiendo el aguinaldo cantando el romance, composiciones estróficas que relatan la Anunciación harto difundidas a través de pliegos sueltos durante la decimonónica centuria. Las cuadrillas son agrupaciones de cuerda cuya misión es recaudar fondos dependiendo de su adscripción, como es el caso de las de Ánimas que dependen de una hermandad. Siguiendo con el repertorio religioso nos hallamos ante “Las Pascuas “ canto polifónico de carácter petitorio o “Las Parrandas” también de petición aguinaldo pero con instrumentos caseros y zambombas. Del repertorio instrumental hay que destacar un precioso pasacalles que llaman “Ligerillo de Chirivel” y unos toques de bocinas propios del Jueves y Viernes santo
Preciosos romances quedan atestiguados en este registro como “El de la muerte ocultada”, “La baraja de los naipes” y fijadas en la memoria quedan simpáticas coplas de carnaval hoy ya tradicionalizadas.
No se olvidan de las coplas de la Aurora, cuya difusión se debe a los dominicos y registran una interesante saeta de estilo llano y corto muy alejada del barroquismo flamenco.
En la sección dedicada a “Las Edades” destacan nanas y coplas para principiar la rueda, bailes-juegos que sirvieron para solaz de jóvenes, dando un espacio especial para “Las carreras” baile que se acompañaba de voces y palmas. Del legado colonial encontramos unas interesantes guajiras fruto de ese encuentro entre la africanía y la hispanidad cubana.
De la parte que toca a las faenas en Almería oiremos un interesante repertorio que va desde cantos de siega y trilla a las faenas de la uva, cerrando con la sección dedicada al baile, donde sin duda las seguidillas tienen un lugar preeminente que en ésta zona denominan torrás o parrandas, dependiendo del lugar. En cuanto al fandango hay que decir que es uno de los pilares de la música hispana junto con la jota, en Almería hallamos varios estilos dependiendo del ritmo, que bien pueden ser abandolaos , ”de golpe” así como varios estilos de malagueñas.
En cuanto a los bailes y cantes cortijeros se destacan en esta grabación varios fandangos y una jota, cerrando con el corte número cuarenta un canto de columpio o de meceor con así lo denominan.
Nos alegra que salgan estas grabaciones porque demuestran a todas luces lo aun nos queda por descubrir.

Manuel Naranjo Loreto